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Conciencia Colectiva

Imagina por un instante la desfragmentación de tu ser.

Imagina, por un lado, desde cero, cómo funciona tu organismo por dentro. Piensa en todos los organos, desde la piel hasta el corazón, piensa en tus arterias, sigue buscando; encontramos venas, músculos, huesos... todos ellos compuestos de lo mismo. A grandes rasgos, digamos que son células especializadas. Células que forman parte individualmente de distintos trabajos. Cada cual tiene claro su cometido y trabajan al compás.
Células corazón, todas ellas con una conciencia colectiva se mueven como si fueran uno.
Células músculo, todas trabajando de forma conjunta, distintas partes, distintas funciones.
Células sangre bañando cada uno de los órganos, repartiendo vida.
Células neuronales, enviando mensajes, impulsos, para unir la causa final.
Podrías enumerar todo tu cuerpo que, finalmente, es un montón de células que se han especializado en distintas tareas para sobrevivir en conjunto, haciendo siempre que como comunidad, como cuerpo, sean UNO, que parezca que no hay distinción. Nosotros lo sentimos como uno y es gracias al trabajo arduo de millones de células que son las que componen esta maravilla que sostiene la conciencia en pie.

Parece imposible para muchos imaginar que los seres humanos puedan llegar a un punto común y que, de una vez por todas, puedan moverse en comunión, sin dañarse, más bien buscando el bien común, sin miedo al caos entre iguales.
¿Qué lo hace parecer imposible? Es simple: “diferencia de opiniones”. Conflicto.
Hay seres humanos que tratarán de dar su punto de vista, su perspectiva de la vida, de lo mismo, de la realidad que ven y podrían cruzarse en una conversación sin ningún fin. Sólo hay que ver discusiones entre filósofos y científicos o religiosos o políticos o biólogos con antropólogos, discrepancias que existen entre todas las materias. Parece que todos coinciden en ciertos puntos pero las discusiones son continuas.

Uno no puede intentar cambiar al contrario. Ahí comienza el “problema”, la oportunidad.
Cada cual tiene su papel en la vida y tiene que descubrirlo por sí mismo, es un camino personal e introspectivo que te conecta contigo mismo, aunque cada uno debe interesarse por encontrar su propia senda y cometido.

Volviendo por un momento al cuerpo humano, a las células.
Imagina de nuevo y ahora cambia los roles por los humanos en las relaciones sociales.

Resulta imposible que, en una conversación entre una célula riñón y otra que fuera célula corazón, llegaran a un punto concreto y razonable de cómo tienen que vivir, porque, cada una, cumple una función diferente de forma individual y sería imposible que se pusieran de acuerdo en su forma de actuar para mantener el conjunto en orden, PERO, si se entendieran, cuando, se identificaran y, conociendo cada una cual es su especialidad, QUIÉN ES, pudieran entender la tarea global, dejaría de haber conflictos. Y así ocurre. Por eso hay orden en nuestro organismo.

En cambio, parece inalcanzable que todos pensemos del mismo modo.
La clave es que no podemos cambiar a otros ni hacerles pensar como nosotros, pero sí mostrarles cuál es el camino a seguir porque en todos los casos se requiere la misma solución, a saber, el interiorizar hasta lo profundo del ser. Conocerte, saber QUIÉN ERES. Entrar ahí, en eso que llamamos “nuestro interior” para principalmente conocer quién es ese que tú reconoces en el espejo y del que tienes conciencia como ser vivo. Ese es el camino para dar respuesta a cualquier pregunta.

¿Qué existe en tu vida? ¿Qué es lo que te rodea?
Podríamos enumerar muchas cosas pero, resumiendo, Todo lo que te rodea y tú mismo sois la misma cosa.

La piel, en lo físico, es una simple membrana que separa NUESTRO interior de NUESTRO exterior. Es decir, no podemos utilizar en nuestro lenguaje “exterior” como algo que no nos compete. Nuestro exterior es una parte de nosotros, de hecho, es la parte más amplia que tenemos y que, también, debemos conocer para actuar en comunidad. Además, en nuestro caso también contamos con células neuronales, personas que cumplen esa función, o incluso energías que pueden provocarse cerca sólo con imaginarlas, que toman decisiones, envían impulsos dentro de este conjunto que formamos como colectividad.

El papel que adoptes o que tengas que cumplir lo eliges tú una vez encuentras en Tu interior lo que de forma individual tengas que localizar y, en ocasiones, corregir o sanar. Cumples tu función, de hecho, con el acto de encontrarte contigo mismo, puesto que desde que inicias ese viaje, ya estás conectado a la conciencia divina, ya que eso es Dios (Todo, Tu interior + Tu exterior [que también se conforma de distintos interiores de la personalidad total con otras experiencias, esos que llaman extraños]). Dios (por ponerle nombre) es una introspección a gran escala. El Todo es la fragmentación de conciencias que vivimos en esta realidad, la explosión de Dios que devuelve una implosión para volver a la luz pura y comenzar de nuevo el ciclo.

Aunque parezca contradictorio o, a veces, repetitivo, ir hacia dentro te une al resto.
Estar conectado con tu interior y reconocer lo externo como algo tuyo que ya cambia el significado y deja de ser ajeno, comienza a ser algo tuyo, es lo que mueve y une las conciencias, para que, todo lo que aparezca y se presente en tu vida, sea lo que vive en consonancia contigo y tu forma de ser y empezarás a sentir los latidos del cosmos, del corazón del ser que es el Todo; sólo vivirás experiencias de acuerdo a tu frecuencia.

Somos antenas y captamos y enviamos paquetes de información, además de recibirlas del cosmos, como canalizaciones, más bien que análisis, porque esas dos palabras se dan la mano. Siembre podrás elegir entre analizar o Canalizar, es sólo dejarse llevar. Tomar el pincel y dejar que el lienzo cobre vida. No importa cómo, es sólo necesario ser feliz y dar a otros esa felicidad. Es sólo ser agradables, es simplemente comprender que juntos somos algo imbatible, que nada puede dañarnos y que nunca hemos estado tan cerca de comprender la finalidad de nuestras vidas. A veces, una mirada basta para analizar la vida de una persona. Eso va más allá del lenguaje. Sólo es necesario dejarse llevar por lo que la vida nos regala, la preciosa oportunidad de tener conciencia física de la creación, en todos sus niveles, la creación de lo que ocurre cuando cerramos los ojos que es maravilloso y lo fascinante que resulta abrirlos y descubrir un mundo que comienza a partir de nuestra piel y al que estamos conectados más allá de lo físico, por un entramado que hasta la ciencia intenta nombrar con la “teoría de cuerdas” o similiares.

Nuestro exterior es parte de nosotros mismos y es la irradiación de lo que ocurre en nuestro interior, porque, realmente, en niveles poco conceptuales, la verdad es que todo esto es melodía y armonía. Caos que vuelve al orden y sensibilidad extrema que torna en realidad que es amor, es concordia y es la hermandad que fomentan la paz. Pero hablo de paz dinámica y con crecimiento. Es un engrosamiento del equilibrio entre los seres y, por tanto, es evolución en estado puro, sin necesidad del conflicto para la madurez.

No hay duda que después de las células, moléculas, átomos, protones y neutrones, quarks... después de reducir la materia al mínimo exponente, encontramos vibración y eso lo apoya la ciencia, que parece aporta algo de credibilidad a algunos. Nosotros sabemos que sí es cierto que somos vibración y que todo en definitiva, reducido a lo mínimo es algo armónico. Sólo tenemos que conocer cuál es nuestro instrumento, el de cada uno, el de cada uno de nuestros interiores para que resuene de nuevo esa música armónica que desarrolle en el planeta una frecuencia que genere lo contrario al conflicto, la concordia, la paz y sobre todo la unidad de conciencia, Conciencia Colectiva.

Comprensión es la llave de la aceptación del resto del mundo como algo tuyo.
A partir de ahí sólo queda cerrar los ojos y dejar que las piezas se coloquen en su sitio.

La espera a veces parece interminable pero, entonces, hay que recordar que posando los pies sobre la tierra y respirando aire fresco, uno ya esta en conjunción con el Todo y que debe sacar fuerza y empuje y coraje, usar el poder interior que está siempre unido a lo externo y, de igual forma, hacia el otro lado.

El tiempo pasado, presente y futuro no existen de forma fragmentada. Ahora son las 11:11 y está amaneciendo. Sólo hay que ir despertando y conectar con lo divino, recordando quiénes somos, dando sentido a ese "Yo Soy" que tan famoso se ha hecho pero que para que tenga sentido tienes que saber Quién Eres primero y eso es lo que te da la certeza que empuja tu vida por medio de la intención.

¡Ánimo! pues el camino es sencillo y lo tienes cerca, en tu interior y hacia tu exterior mira para ver el reflejo de tu camino interno. Siempre es cíclico y cada vez más sencillo porque comienzas a ver los ciclos cada vez más cerrados hasta que finalmente llegas al tiempo único, el ahora, dónde sólo existe conciencia colectiva y global, armónicos y vibración.

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