La esencia como freno del tiempo
Complejidad en la esencialidad que no impide la simpleza. Resuena la apertura de los cerrojos.
La dureza del viento afronta el contacto con nuestro rostro con simpleza, en su esencia.
El tiempo, delimita, por tanto, limita.
La esencia de ser es la conciencia y ese recurso es como el reír interno, como el afán del alma.
Vivir esperando al tiempo es esperar ser conducidos a la inexistencia, mientras que idear tu día a día no es vislumbrar el futuro, es mover ficha a diario mediante el raciocinio natural, que no es analítico, pues roza el alma, como en un flirteo dónde las sensaciones son fuego intenso, que no arde, sino transmuta lo vivo y lo maximiza, sin tiempo, indicando los procesos con plazos súbitos y eternos ligados a la intención.
Palabras que dibujan materia, que surgen del pensamiento, trabajo neuronal, trabajo de la materia. Ciclos cerrados.
Subconsciente que comienza a ser sensato y deja fluir los juicios y valores sistemáticos.
Consciente activo que gana la carrera y es capaz de entrar en las llamas que sí arden, transmutación de nuevo para evitar el contraste energético. Coraje. Socavado el miedo y el desorden.
Equilibrio constante da poder a la cordura y enfoque y perspectiva.
Sencillez encontrada que comienza por simplificar, borrando palabras en 2D, pues no tienen profundidad, dejándose llevar por el magnetismo de la belleza y admirando la esencialidad que rompe con dogmas de fortaleza aparente y envoltorios de ficción.
Encuadrado en el tiempo no puedes vivir sin atropellos constantes.
El dolor se desvanece cuando el interior comprende que no existe tal dolor. Igual que el tiempo.
Deja de pre-ocuparte. ¡Ocúpate!
Amor es sentir plenitud constante.
Sólo puede existir una energía en lo interno y esa la cambiamos constantemente. Es tan sencillo que se torna en complejo por lo instantáneo. La esencia nos recuerda lo que significa pisar el suelo y anclarse en los detalles sutiles que conforman señales del ahora constante, sin tiempo.
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Anónimo -